20 de enero de 2014

Apócrifo


El apócrifo menú de aniversario confeccionado por Larsen




[ El día después del simposio (que en griego significa “banquete” y que en nada tuvo que envidiar al platónico ni por la conversación ni por las viandas) es domingo de Rastro. Con el frío y la nieve todo está a medio gas, por lo que para matar la mañana los de Ultramar se reúnen y comentan su pasado encuentro con los de Onirocrisis.]




*******APÓCRIFO********



Larsen: Bueno, ¿qué tal la comida de ayer?

Gromov: Todo muy bien, pero me ha costado Dios y ayuda metabolizar la cecina de chivo; es un plato muy contundente.

Bombita: Gromov, es que comes como un cavador… No tienes fondo.

Amanuense: Pues a mí no me pilláis en otra tal: ni se habló de fútbol ni de mujeres.

Tinofc: Las cosas que hacen feliz la vida…

Gromov: Hombre, fue interesante porque nos salimos un poco del círculo de nuestro ombligo y hubo tangencia entre los Ultramarinos y algunos de los Onirocríticos.

Amanuense: Tal como lo cuentas parecen seres mitológicos, como los Centauros y los Lapitas.

Larsen: Ya, pero esos acabaron a ostias, mientras que entre nosotros y ellos hubo bastante buen rollo. Ahora bien, una cosa tenéis que saber: me dijeron que no se tragan lo que se escribe aquí. Me insinuaron, con buenas palabras, eso sí, que todo es apócrifo.

Gromov: Bueno, eso se puede tomar de dos maneras: apócrifo como ignoto, oculto o escondido; o bien apócrifo como falso. Ambos significados se le han aplicado a algunos evangelios y a los libros deuterocanónicos de la Biblia, pero no os quiero aburrir con exégesis.

Larsen: A mí no me disgusta la idea de ser apócrifo, o de que lo que escribimos lo sea, vaya… Buena parte de la obra de Borges es pura impostura y eso no le quita valor; al contrario…

Tinofc: Y algunas de las más conocidas poesías de Bécquer son apócrifas de Iglesias Figueroa, que  metió de matute las suyas entre las originales.

Gromov: Entonces, ¿qué pasa?, ¿que esto que estoy diciendo yo ahora en realidad no lo estoy diciendo? A lo mejor es que yo no existo, o si existo, sólo es en el sueño de los Onirocríticos.

Bombita (pellizcándole): Existes, Gromov; y si no tendríamos que inventarte…

Amanuense: A mí no me disgustaría el ser yo, o lo que se me atribuye, pura ficción. Nabokov decía que Anna Karénina era más real que muchas de las mujeres que él mismo conocía. Pero prefiero la idea de pertenecer a algo clandestino o esotérico, como los miembros de los círculos pitagóricos o las sociedades secretas de la antigüedad, con sus claves y códigos para unos pocos iniciados.

Bombita: Pues yo creo que esos Ornito..., bueno, como se digan, nos han calado de pleno. Porque todo lo que decimos es falso.

Gromov [lógico]: Pero si todo es falso, incluido eso, entonces es verdad.

Bombita [A Gromov]: Que no, que lo que yo digo es que los ultramarinos mentimos siempre, como cosacos.

Amanuense [A Bombita]: Pues eso lleva a lo que dice Gromov. Lo mismo afirmó Epiménides acerca de los falaces cretenses: pero el caso es que él mismo también lo era.

Bombita: El qué, ¿cretense o cosaco?

Tinofc [riendo]: No, ultramarino; de la otra punta del Mare Nostrum.


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[De las analectas del inverosímil Spasavic]



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