11 de enero de 2014

Las malas compañías





El Rastro, invierno del 2014



Del maletero sacó el Trapero varios ejemplares (edición bolsillo) de El dinosaurio de Monterroso,  ilustrado por Darío Marcos y publicado por Manual de Ultramarinos, y los repartió entre la gente que pasaba, como un Baltasar de saldos.
El Editor de Labici nos trajo un Pardevalles para hacer un brindis por la nueva colección infantil Vivir del cuento dirigida por el nostálgico Malabia. Gromov, en su espíritu perfeccionista, le reprochó al Editor que difícilmente podíamos brindar si no había traído unas copas, y al uruguayo le soltó la impertinencia de que el calendario caracol de ultramarinos era poco práctico. El Polaco le lanzó media verónica: "Para ti tenemos el calendario Zaragozano".
Tinofc sacó de su bolsillo unas hojas sueltas donde escribe sus impresiones y apuntes galateos. En su timidez se atrevió a leernos una lista de novedades del 2014 para superar la pendiente de enero vaticinada por el isidoriano Amanuense.

1. Bohemia de Cansinos Assens para el último bohemio de la Corredera enredado con las cajas de libros del altillo vitoriano.
2. El arte de leer de Auden, para Larsen, que lea menos y saque más provecho.
3. El menú del día de Chicote, para Gromov  que todavía disfruta de los taper de su madre.
4. El sifón en la cocina de fusión de Adriá, para el maletilla Bombita  que ya sólo hace cocina de autor.
5. Diario de una mosca para las largas siestas del  senador Amanuense.
6. La tipografía suiza para el Editor de Labici y su garamond.
7. Climax, para el Ilustrado, de vacaciones en Viena.
8. El sueño de los inconscientes de Boba Licón para el tío Perruca.

En Reto nos recibió felicitándonos el año el estibador Carbayal. Nos avisó que no perdiésemos mucho tiempo con esas sobras y que fuésemos directamente a la fuentes: la nave de Orozco donde están los mejores manjares servidos en la mejor vajilla de Sagardelos. Por una vez le hicimos casos y no rebúscamos nada. Nos despidió con un refrán de su abuelo: "El dinero no se tiene por lo que se gana sino por lo que se ahorra".
En la farola de Corrientes Tinoc escogió algunos libros que llevaban allí arrastrándose todo el año, pero necesitaba matar el monoazul, y se fue dejándole una propina a deber al amable Dipinto.
En la plaza del Tendido Larsen reunió al concejo marino y les propuso las actividades organizadas para celebrar un año del blog (13 de enero): Presentación en Cantareros de las novedades ultramarinas y comida patrocinada por Industrias y andanzas. Todos estaban de acuerdo menos el de siempre: el Ruso, que expuso sus quejas formales con una instancia: Sr. Gromov, con domicilio en el Pabellón nº6, EXPONE: que debido a su dieta,  no ve favorable ni  la presentación del libro por coñazo ni  la comida tapera por indigesta, por tanto, SOLICITA: que sea el menú del día, a poder ser, de 6 euros con vino, pan y postre incluido; todo sentado y reposado.
El Amanuense, con sus lentillas bifocales, sonreía ante tanta lamentación gromoviana y nos enseñó con alegría el libro que había recuperado siete meses después del Pabellón 6.
En el puesto de Pastor, el Trapero ponía a prueba sus conocimiento de bibliófilo apaleado ante el profeta del carro del fuego y le aconsejaba guardar un libro de poesía (no nos dejó ver el título) con prólogo de JRJ, tasado siguiendo los precios internautas, bajo siete llaves y diez candados.
Volvimos a ver al esquivo Bombita con el club de las ondas hertzianas que regateaban por un voltímetro AK74 (modelo húngaro); en un tira y afloja todo se clarificó cuando el Trapero le gritó al chamarilero: "Cóbrales bien que a éstos les tocó la lotería".
En el Delta todo eran huecos vacíos debido a las previsiones metereológicas. El agua es la mayor enemiga del Rastro, aunque limpie los cacharros. El Polaco quería ir al mercado de Requejo, a duras penas lo convecimos; con este tiempo tan inestable no merecía la pena; habría que esperar a la primavera de Machado.
Como los tipos duros dejamos el Rastro sin mirar atrás. El aceitunero de Jaén le gastó una broma a Tinofc cobrándole diez veces más por la bolsa de pipas. El joven no tenía claro qué día era los Santos inocentes.
La lluvia seguía tiñendo con su canto triste este enero rebajero.

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