17 de enero de 2014

Manifiesto

  Los Surrealistas, cuyo Manifiesto palidece ante el de los Ultramarinos.
Éstos hubieran posado de espaldas, en lugar de con los ojos cerrrados.



[Los habituales por estos pagos desean dirigirse a la opinión pública, exponiendo su requisitoria y arrogándose las consiguientes prerrogativas.]


MANIFIESTO


Larsen [shakesperiano, encaramado a un columpio de Papalaguinda]: Amigos ultramarinos, prestadme oídos: me gustaría redactar un Manifiesto, pero que no sea sólo cosa mía; es decir, quiero que esté consensuado. De modo que aquí y ahora mismo vamos a hacer una tormenta de ideas a ver qué sacamos.

Tinofc [jocoso y con voz cavernosa]: “Un fantasma recorre el Rastro: el fantasma del ultramarinismo.”  Ese sí que era bueno… 

Gromov: Hombre, puestos así, os recuerdo que el Mein Kampf (cuyos derechos de autor creo que acaban de expirar) también era un manifiesto.

Amanuense: Yo tengo un libro en Lumen que recoge una amplia colección de proclamas literarias y artísticas, es una pena no tenerlo a mano para tomar modelo en nuestro Manifiesto Ultramarino.

Gromov: Y cuando esté acabado podemos hacer lo que Lutero con sus tesis: clavarlo, pero en vez de hacerlo en la puerta de la Catedral, mejor en la de algún Organismo Público.

Larsen [serio, bajándose del columpio]: Todo eso ya se verá, lo suyo sería publicarlo primero en el Manual (en el blog, vamos); pero antes hay que ponerse manos a la obra.

Amanuense: El comienzo debería hacer mención a los dioses tutelares; por ejemplo, quien recita el juramento hipocrático se acoge a Apolo y Esculapio. En nuestro caso, por la cosa rastreril y tal, se debería apostrofar al dios Mercurio, que es el protector de los comerciantes (y de los ladrones). Y tal vez convendría citar alguna de las Musas, pero no me acuerdo de sus nombres ni competencias…

Tinofc: Dejad las invocaciones a poetas y oradores. Hay que empezar in media res, arramplando con todos y con todo. Un escrito así tiene que ser incendiario y antidecadente.

Larsen: ¡A las barricadas, por el triunfo de la Confederación!

Amanuense: A ver, propongo que queden bien claras y detalladas todas nuestras fobias. Empiezo yo: Odio las obras coyunturales, infatuadas y obviamente solemnes; eso en cuanto al contenido. Respecto del continente, no puedo con los libros pegados (en vez de cosidos), impresos en el horroroso papel ecológico libre de cloro (ése, que lo dejen para periódicos) y me crispan los que están forrados con plástico adhesivo si son viejos, o retractilados si son nuevos.
 
Tinofc: Yo, ya sabéis, y perdonad si soy recurrente, abomino de las antologías, de las instituciones, patronatos y fundaciones, de la literatura-propaganda, de la crítica literaria y de las bibliotecas de diseño.

Gromov: A mí no me gustan las generaciones, grupos ni corrientes literarias por lo que tienen de mafia. Ni tampoco me van las presentaciones de libros, y menos cuando se realizan en pulquérrimas librerías con pilas de novedades de lo más fashion. Y prohibiría los microrrelatos por ley: son a la  auténtica literatura lo que el pijerío de las tapas y la cocina minimalista a la gastronomía como Dios manda.

Larsen [apuntando en una de sus astrosas libretas]: No tan deprisa… Bueno, lo mío ya lo anoto luego, pero para que sepáis por dónde van los tiros, yo soy anti-políticamente-correcto. Coincido con Baudelaire, que decía de Balzac: “Me gusta su mal gusto”. ¡Ah!, y me rechinan la poesía rimada y los libros subrayados en fosforito.  
   
Amanuense [resurgiendo de su mundo interior]: ¿”Manifiesto” tiene algo que ver con “hecho a mano”? Está claro que antes todos estos documentos se escribían así, y yo me comprometo a caligrafiar el nuestro para que quede fetén. Lo que me recuerda una de mis filias: los manuscritos y todo tipo de literatura pre o a-tipográfica, ya sean dedicatorias, anotaciones al margen, escritos en galeradas y borradores, cartas y diarios,… En suma, todo lo que se está perdiendo con la “cultura digital”.

Gromov: Sí, “manifiesto” viene de manus, "mano" y fendere "cortar, hendir". O sea, que tiene que ser por su propio significado algo rupturista. Y respecto a lo que dices, yo creo que la literatura y el texto trascienden el medio y el soporte: a mí que me den ediciones cuidadas (las autoediciones suelen serlo hasta donde pueden) y lo demás me da un poco igual.

Tinofc: Yo vuelvo al tema del Rastro como leitmotiv y reivindico su individualidad e idiosincrasia frente a la globalización y los media

Larsen: Vale, me adhiero a esa visión rastrocéntrica como rasgo distintivo y genuinamente ultramarino. ¿Y qué pondríamos como colofón de nuestro Manifiesto?

Gromov: Algún tipo de argumento desentumecedor: un llamamiento a la subversión de ideas, a la palabra nueva, y una guantada con toda la mano abierta al adocenamiento.

Amanuense: ¡Pero que animal eres, Gromov! Una última sugerencia: por seguir con el rollo ultramarino, yo elaboraría el manifiesto con un formato de albarán que notifique la entrega de las propuestas. Sería de lo más conveniente.

Tinofc: Añadiendo el lugar, la fecha en curso y nuestras firmas.

Larsen: Lo suscribo.


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[De las anotaciones del ínclito Spasavic.]

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