28 de marzo de 2014

Las malas compañías




El Rastro, primavera del 2014



Cuando llegamos a Reto, el Enciclopedista disfrutaba de la soledad y los libros. El trapero le saludó con "el buey solo bien se lame". Al Lado, un jubilado le corrigió : "En mi pueblo se dice bien se lambe".
Con dos tomos sobre la Historia de fútbol donde la Cultural tiene su hueco en la primera división, Tinofc empezó a furrular en esta fría mañana primaveral. El Ruso negociaba por un viaje de Leguineche y unas aventuras infantiles del Quijote.
En el Desguace, el Amanuense trapicheaba por una cartografía de su tierra con un rumano gallego; en ese tira y afloja, venció el Fray con su táctica morosa del estoestodoloquetengo. Puluaba por los alrededores el joven del Círculo aprovechando su plaza de vendedor ambulante.
El diarista Ocramalliv sumó a su lista de dietarios extravagantes un nuevo ejemplar: El diario de un navegante chileno; aunque todavía le falta la joya de las rarezas: Diario de la Juani, la universitaria atropellada por un camión, no pierde la esperanza  de encontrarlo algún día; mientras tanto picotea en el Diario de K. del poeta camarero.
En la Escombrera catalana, el capitán Nelson, según iba pasando la mañana, iba rebajando el precio de los libros. A las 8 de la mañana, marcaban 2 euros; una hora más tarde, un 1 euro; eran las 11 y dos libros valían 1 euro. Observamos que la hilera de libros formaba un reguero que no se secaba; allí Gromov encontró Aurora del filósofo que encontró la locura en los ojos de un caballo maltratado y Larsen se hizo con Payasos en la lavadora, la primera y única novela del director De la Iglesia.
Como los paseos son muy dados a las confesiones literarias, el Polaco empezó enumerando las cinco novedades primaverales de Comares; Estaba anestesiado con tanto aforismo editorial. Gromov que perdía el paso debido a las cuentas del tarot, se quejaba de nuestra falta de tacto con los ultramarinos académicos, y metido en el ajo nos recordó sus años universitarios cuando era recordado como el profeta de los espacios vectoriales. El amanuense, sin su sombra taurina, nos enseñaba los oscuros y deformantes dibujos de su hija gótica; el editor malabia le sugerió una edición ultramarina con todas esas ilustraciones Burtonianas.
Pidió la palabra el impresor Ocramalliv para recordarnos el periplo de Manolo Altolaguirre con su minerva y las aventuras de Ana María Martínez Saghi, que se enamoró en este paseo de la Ginda del bohemio leonés Arnold. "Cambiando de tema ( es el latiguillo que utiliza el inquilino del Pabellón para llevar el agua a su molino), habéis visto en las fotos de Cernuda que se depilaba las cejas", fue oir al poeta del perfil del aire sevillano para que Tinofc rescatase los amores de Felicidad Blanch -madre de los Panero-, esa Bovary de provincias penando en la maragatería.
Aflojamos el paso al encontrarnos a Vinilo Vitrubio que se extrañaba del movimiento que tenía el blog ultramarino. En su trabajo le decía algún compañero si había gente como ésa en el Rastro. Lo que no sabemos si era un piropo o una desgracia.
Nos extrañó no ver en la farola de Corrientes al vendedor Dipinto, con sus palabras de aroma tanguero,  su lugar lo había ocupado un descendiente de Abderramán que nos convidaba a un té del desierto.
En la casa museo de Frida Kahlo y Diego Rivera gastamos los últimos cuartos de la semana. Sobre la acera nos esperaba un volumen de las obras de Azorín y unas separatas de tesis universitarias sobre las Crónicas de Indias. Frida insistía en mostrarnos sus bocetos de naturalezas muertas con pinceladas impresionistas de Gaya y  borrones expresionista de Saura. El trapero Larsen quiso comprárselo para su amigo de Cantareros, pero la artista mejicana le dijo que le faltaba ultimar unos pequeños detalle que son los que diferencian las obras maestras.
Ante la ausencia del Ultraísta no encontramos más motivos para alargar las horas en el vertedero. El bar  de la Mary estaba vacío. El relente invitaba a tomarnos un caldito ruso. "Por fin, un bar de hombres", exclamó con una desbordante alegría el comedido primo de Freud. "Cierra la puerta que vamos a echar un cigarrito", soltó el crápula del Polaco.


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