30 de diciembre de 2013

Bestiario del Quijote (XIV)


Zebra Amazons (Benda)

CEBRAS

El otro, que bate las hijadas con los herrados carcaños a aquella pintada y lijera cebra, y trae las armas de los veros azules, es el poderoso duque de Nervia, Espartafilardo del Bosque, que trae por empresa en el escudo una esparraguera con una letra en castellano, que dice así: "Rastrea mi suerte".

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Aun haré cuenta que voy caballero sobre el caballo Pegaso, o sobre la cebra o alfana en que cabalgaba aquel famoso moro Muzaraque, que aún hasta ahora yace encantado en la gran cuesta Zulema, que dista poco de la gran Compluto.

(Primera parte)
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El arzón trasero de la silla pasó de un salto, y sin espuelas hace correr la hacanea como una cebra. Y no le van en zaga sus doncellas; que todas corren como el viento.

(Segunda parte)




Los intentos de domesticación de la cebra (equus quagga) llegaron al extremo de engancharlas a carros: fueron probadas como animales de tiro en Sudáfrica en el siglo XIX, el excéntrico lord Water Rothschild desfiló por las calles de Londres en un carruaje tirado por cebras. Lamentablemente, las cebras se vuelven terriblemente peligrosas a medida que envejecen. [...] La cebra tiene el desagradable hábito de morder a una persona y no soltarla. En EEUU, las cebras hieren a más cuidadores de zoológicos cada año que los propios tigres. Las cebras también resultan prácticamente imposibles de enlazar con una cuerda -incluso para vaqueros que ganan campeonatos de rodeos capturando con sus lazos a caballos-, debido a su habilidad a toda prueba para observar el extremo de la cuerda volando hacia ellas para, a continuación, agachar la cabeza y esquivarla. De ahí que rara vez (acaso ninguna) haya sido posible ensillar o montar una cebra, por lo que el entusiasmo de los sudafricanos por su domesticación desapareció.

(J. Diamond)

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[Gromov]

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