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| Mercadillo de Valladolid, otoño del 2013. |
La editorial “EL MUEBLE”
Juro que, hace como diez años, en una librería-encuadernación de Astorga, me topé con un anaquel de libros de una editorial que yo desconocía: EL MUEBLE. Eran libros muy años setenta, aparentes, con dorados y florones, pero con un papel que era pura pulpa y donde lo de menos era el tema tratado por el autor. En resumen, auténticos adoquines de biblioteca en los que el continente primaba sobre el contenido.
Seguramente estaban concebidos para los parvenues con los que todos nosotros nos hemos topado en nuestras huronerías y que preguntan sistemáticamente al sufrido librero: ¿Tiene libros para decorar?
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De Gromov para Larsen: a falta de una pirámide de libros, ahí va este montoncillo de ladrillos quiosqueriles con pretensiones de bibliofilia, muy llamativos ellos.
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