24 de mayo de 2013

Las malas compañías




El Rastro, primavera del 2013



Hacía mucho que no veíamos la bicicleta y a Ridruejo. Lo encontramos envejecido y rumiando el extraño lenguaje de las alimañas.Tinofc sorprendió al Enciclopedista, que se entretenía comprobando los números que tenía de la revista Tierra de Campos, con el carné de socio nº1 de Reto. Gracias a él gozaba de grandes descuentos en los lotes de libros y demás inventario del puesto.
En Cacharrería el Pastor descargaba unas maletas de libros ayudados por el generoso Ridruejo que se movía como el raposo en el gallinero. El Pescador recuperó del kiosko del Arroyo una colección de furgonetas de lata (faltaba la furgodesván, muy valiosa por estar descatalogada) que repartió entre los mecánicos. Unas baldosas más allá,  el Eslavo se deleitaba con unas ilustraciones del Martín Fierro y recordaba con cariño sus estudios Gauchescos en la Pampa.
En la Vidioteca del Danubio Larsen alimentaba su cinefagia con Apocalypse Now Redux mientras que  Hitchcock devoraba todo el escaparate.
 En la escombrera de Barcelona el Trapero se coló como un combullerero entre los dos caballeros de fortuna, el corsario Gromov y el filibustero Amanuense, que discutían sobre la bibliografía de piratas. Parecían dos bucaneros de saldo caribeño.
Nos contó el Psicoanalista que en el Tendido 7 dejó entre los restos una Biblia del siglo XIX como cebo para el  avispado Ultraísta que buceaba por esos fondos. El bicho picó y tiro del anzuelo, pero el libro sagrado se quedó con su dueño que se alejaba mientras le preguntaba maliciosamente por el precio de la biblia para que así se la pagase al vendedor.
Con estás pequeñas historias rastreras (nadie las cuenta como él), el primo de Freud rejuvenece varias estaciones.
Subiendo la senda del río se nos agregó el becario Gromov. Nuestra conversación bestiaria nos llevó de la rana de Salamanca, al toro del Lazarillo y a la simbología de la oca. El Inspector Ocramalliv despejó nuestras dudas sobre la existencia de un Bestiario Toscano y nos hizo la vana promesa de mandarnos una foto de la portada. De entre la espesura un chamarilero nos llamó para ofrecernos dos libros más antiguos que las piedras del riachuelo pero con menos valor. Su mujer nos animó a comprarlos con tal de que no los leyésemos allí.
En el Séptimo círculo del Purgatorio Gromov nos avisó de la purrela que se avecina sobre la  famosa obra de Dante con la publicación del nuevo libro de D. Brown. Larsen, con su olfato de lebrel, fisgó una Divina Comedia  y empezó a contar los tercetos y los 14.333 endecasílabos para borrar toda duda de estar ante una versión abreviada.  A la señora se le acabó la paciencia y le pidió un precio desajustado. El cínico Trapero le dijo que ese tronco no lo iba a leer, y que lo compraba solamente para prender la chimenea, viendo el frío y los falampos de la nieve primaveral que se nos venía encima.
Acabamos nuestro paseo en Miseria y compañía; la miseria del Rastro que se ha convertido en un desagüe y la compañía de los fieles Ultramarinos y sus manías: Gromov y sus calas, Ocramalliv y su sacarcorchos de diseño italiano, Roberto Alcázar y Pedrín y sus juegos de rol, el Amanuense y su barco pirata de Playmovil, y Larsen y sus saurios.
En miseria y compañía, nos alejamos dejando toda esperanza.
"Vamos que el largo viaje nos apremia."






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