1 de abril de 2013


































El icono en la cultura rusa (III: periodo soviético)




Ya en el periodo soviético, como se puede suponer, la presencia de todo lo religioso es menor, pero aún muy significativa. En Pan Apolek, uno de los cuentos integrantes de Caballería Roja de Isaak Bábel, un pintor ambulante de iconos retrata los rostros de los convecinos en sus frescos de santos. Gorki, en Mi Infancia, nos narra retrospectivamente y con mano maestra su aprendizaje en un taller de iconos. Y Kuzmá Petrov-Vodkin es autor de una madre obrera con su hijo que talmente parece una Virgen con Niño en la más pura tradición ortodoxa.
El último testimonio no es literatura, claro, sino pintura. Pero es que, según los tratadistas, los iconos son ventanas a la eternidad, imágenes de lo invisible, que no se pintan sino que se escriben; y no se miran, más bien se leen.Para concluir, cómo no citar más modernamente las películas de Andréi Tarkovski, especialmente Sacrificio y Andrei Rubliov. En esta última, sobre el más famoso pintor de iconos, apenas se ve ninguno durante todo el metraje en blanco y negro. Sólo al final, fugazmente y en glorioso color, deslumbra en la pantalla el fulgor del icono de El Salvador



[Colaboración de Gromov]





























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