Javier Egea (1952-1999). El Desván. Burgos |
¿Qué cómo me enamoré?
-No podrán con nosotros, le dije.
Y seguí mi paseo solitario.
Lo que pueda contaros…
Lo que pueda contaros
es todo lo que sé desde el dolor
y eso nunca se inventa.
Porque llegar aquí fue una larga sentina,
un extraño viaje,
una curva de sangre sobre el río,
mientras todo era un grito
y ya se perfilaba resuelto en latigazosel crepúsculo.
Las historias se cuentan con los ojos del frío
y algún sabor a sal y paso a paso
-lengua y camino-
porque la sangre se nos va despacio,
sin borbotón apenas,
desmadejadamente por los labios.
Las historias se cuentan una vez y se pierden.
Quizá me confundí de calle y de aventura
pero ya me conocen sus farolas y el alba,
ya conocen mi sombra, mi canción, mi tristeza
y esta costumbre vieja de andar erguido y solo.
pero ya me conocen sus farolas y el alba,
ya conocen mi sombra, mi canción, mi tristeza
y esta costumbre vieja de andar erguido y solo.
Javier Egea, poeta granadino perteneciente al movimiento La otra sentimentalidad, moría , victima de una depresión, en su domicilio de la calle Óscar Romero de un tiro que se disparó con su escopeta de caza. Se fue el último romántico. Tenía 47 años.
[Colaboración de Cioran]
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