14 de abril de 2013

Una temporada en el infierno




Memorias de una Pulga.  El  furgodesván. El Rastro , primavera del 2013









Una temporada en el infierno


El narrador de nuestra novelita es una pulga común y corriente (o extraordinaria, por mejor decir, en el sentido del relato); una pulga que no es sino un insecto succionador de sangre, altamente capacitado para la vida parasitaria y con gran capacidad para deslizarse entre los pelos y las plumas. La pulga humana —Pulex Irritans— acecha de tal modo que algunos seres humanos son inmunes a sus picaduras, y no experimentan efectos irritantes, aun cuando permanezcan por largo tiempo expuestos a las mismas. Esto explica por qué nuestra amiga Pulga pudo viajar por todas partes, inspeccionarlo todo y contárnoslo todo. 
(del prólogo de LEONARD A. LOWAG, Ph. D.)

Cuando yo estaba leyendo
una novela licenciosa,
una pulguita insolente
vino a ponerme nerviosa.
Debe ser una pulga inglesa,
porque vino a ponerse en la ingle.
Salta que salta bajo mi traje,
haciendo burla de mi pudor.
Su impertinencia me da coraje,
y como la coja, señores míos,
como la coja, no habrá perdón.

(Fragmento del cuplé de la pulga, popularizado por la Chelito)


Adjuntamos imagen de los dos tomos de Memorias de una Pulga de Editorial Edasa (sic, sin h), comprados en el Furgodesván (Rastro de León), y una foto de la Chelito en su mejor momento.


[Colaboración conjunta de Charlus y Jupien]










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