18 de abril de 2013


Historia domini Quijoti Manchegui.
 Cadórniga, primavera del 2013




In uno lugare manchego, pro cujus nÓmine non volo calentare cascos …

Gracias a los buenos oficios de Larsen, no siempre tan cruel e inmisericorde como alardea, pude conseguir hace un tiempo esta traducción del Quijote al latín macarrónico en las escalerillas de Cadórniga, salteándoselo por persona interpuesta al suspicaz Elvis (que me tiene enfilado por mi contumaz regateo a la baja).
Cervantes se ocupó a menudo de asuntos de traducción. En uno de los famosos diálogos del Quijote se dice:
—Engáñaste, Sancho -dijo don Quijote-; según aquello: quando caput dolet..., etcétera.
—No entiendo otra lengua que la mía -respondió Sancho.
En el donoso escrutinio de los libros del caballero, se trata sobre el Orlando Furioso:
—Pues yo le tengo en italiano —dijo el barbero—, mas no le entiendo.
—Ni aun fuera bien que vos le entendiérades —respondió el cura.

Es muy conocida la teoría cervantina de que toda traducción, en especial la de la poesía, es tan imperfecta como el revés de la trama de un tapiz. Ésta, en delirante latín, es una delicia y nos ofrece un Quijote sandunguero como pocos. 

También empleó latín macarrónico el heredero más directo de Cervantes, aquél que en la literatura española cede el puesto de honor sólo al Manco Sano: Don Benito Pérez Galdós, especialmente en sus Episodios Nacionales. Sobre este tema se puede consultar con provecho un interesante libro de Santiago Mollfulleda Buesa, de gran ayuda para el lector latianalfabeto funcional (como yo).


Portada del Quijote en latín macarrónico , Cadórniga, 2013. 



[Colaboración de Gromov]



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