7 de febrero de 2014

¿De qué se trata?

¡Albricias! (Mercadillo de Valladolid, Invierno de 2014)


No es la primera vez que Tomás Segovia aparece por aquí y seguramente no sea la última. Hoy no lo hace como poeta (¿o tal vez sí?) sino como traductor de Shakespeare en una edición que llevaba bastante tiempo buscando. No era el único, como puede comprobarse en las siguientes líneas del mexicano Juan Villoro:

En 2002, la editorial Norma publicó la traducción de Hamlet de Tomás Segovia, en la serie «Shakespeare por escritores», coordinada por Marcelo Cohen. Aunque decenas de traducciones lo facultaban para verter a Shakespeare al español, Segovia quiso prepararse con las 862 páginas de La invención de lo humano. Ese dilatado boxeo de sombra lo llevó a un combate decisivo.

Segovia ha sido un poeta, ensayista y traductor muy admirado por mi generación. La noticia de su Hamlet alcanzó pronto el prestigio del rumor. Gonzalo Celorio aumentó mi curiosidad al comentar un detalle de la traducción:

-¿Sabes qué solución encontró para el famoso monólogo? En vez de repetir las expresiones habituales («he ahí el dilema» o «ésa es la cuestión», que suenan forzadas), Tomás tradujo: «De eso se trata.»

La frase llegó como una revelación. Shakespeare en el lenguaje de Berceo o, de manera más significativa, en el de nosotros mismos. Me propuse conseguir la edición de Norma, pero tuve mala suerte y fui víctima de mi sistema de supersticiones. Desde que empecé a leer por gusto, considero que los libros se ocultan a los indignos y se presentan en forma inusual ante quienes los merecen. Esta creencia me ha ayudado a sobrellevar las magras librerías mexicanas.

Aproveché una visita a la Feria del Libro de Bogotá para ir al stand de Norma. Hamlet no estaba ahí ni en ninguna de las librerías a las que fui en la ciudad. Al año siguiente repetí la operación en los mismos sitios, con idénticos resultados. Le pedí a amigos bogotanos que me consiguieran un ejemplar, pero no pudieron hacerlo. Desesperado, acudí al propio Tomás Segovia, quien me dijo: «Ese libro no se consigue. Sólo tengo el mío». Aunque la piratería se justificaba en ese caso, no me atreví a pedirle su ejemplar para fotocopiarlo. De acuerdo con mi código esotérico, pensé que ese libro no era para mí.

Una mañana de 2005 caminaba por Cartagena de Indias cuando di con una librería. Antes de entrar sentí el pálpito de lo improbable. Por estar lejos de los circuitos habituales, era posible que, en caso de haber llegado ahí, Hamlet siguiera en un estante. Así fue.

Pude leer al fin una versión cuyos logros resulta difícil sobrepasar, pues pone en juego los más ricos recursos del español para mostrar lo que Shakespeare podría haber escrito en nuestro idioma.

El Hamlet traducido por Tomás Segovia es una obra maestra casi secreta. Ante su traducción experimenté los múltiples cruces de realidades de una obra cuyo sentido se mantiene abierto. En su Hamlet, Segovia revela la eficacia de la métrica para que una lección política llegue sin trabas a nosotros. El dilema entre la voluntad y la conciencia, los mecanismos de la usurpación y la venganza, la economía de las lealtades y la sombra de la traición encuentran acabado desarrollo en esta espléndida rendición de Shakespeare.




Villoro se quedó tan epatado con la traducción de "That is the question" por Segovia que en 2008 tituló así un libro suyo de ensayos literarios, entre ellos el que parcialmente se recoge arriba.
 




Lo que sigue a continuación tiene cierta gracia, o al menos a mí me la hace. También en 2008 se publicó en castellano Conversaciones con Shakespeare del especialista Stanley Wells. Es un libro muy ameno que recoge una serie de ficticias charlas de café con El Bardo que recrean bastante fielmente el ambiente de época. Pues bien, en una de ellas, en la que Shakesperare se queja del pirateo de sus obras, se lee lo siguiente:

La vez que me enfadé realmente fue con Hamlet. En 1603 se publicó una versión mutilada con mi nombre en ella. Unos cuantos autores la habían improvisado a nuestras espaldas, a menudo haciendo verdaderos desmanes con lo que yo había escrito. ¿Os podríais creer que "Ser o no ser, ese es el dilema" acabó siendo "Ser o no ser, de eso se trata?" Eso fue la gota que hizo colmar la copa. De modo que convencí a mis compañeros para que se unieran en una queja y entregamos el manuscrito original al editor, que lo publicó ampliado al máximo para que volviera a ser como era según el ejemplar auténtico y perfecto.


¿Pura casualidad o una gracieta de Álex Gombau, traductor de la obra de Stanley Wells? 

Una nota final: la traducción de Segovia (aunque no el estudio preliminar del Hamlet) es desde hace poco fácilmente accesible en la edición de las obras completas de Shakespeare en cinco tomos de Mondadori (Debolsillo), deudora inconfesa de la abortada serie Shakespeare por escritores. Está a cargo de  Andreu Jaume y es muy recomendable en su conjunto salvo por motivos puramente materiales: no está cosida y el papel es infame.


***************
[Gromov's serendipity]


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.