Las malas compañías

El Rastro, invierno del 2014

Madrugamos más de lo normal ante la promesa del gitano de Palencia de traer el resto de la biblioteca del pintor. Cuando llegamos al Delta todos estaban descargando la mercancía a la luz de la linternas; agachado en una esquina el Trapero miraba a través de una cámara Super 8 la oscuridad y la nada. Nos enseñó lo que había cazado a esas horas en las que los poetas rompen sus versos. Policlínico miserable de Siniestro Total, un par de lagartos de Obabakoak  y un libro de Leyendas zamoranas de C. R.

Michichalequines venía del autoabastecimiento rastrero con dos bolsas de carteles de cine y revistas del Movimiento algo destrozadas, a su lado Marilyn con sus ojeras nos lo decía todo sin decir nada.

Varios amigos de Messi le tomaban el pelo con el trapiés del Barca en casa, él, rebotado, recordaba para consolarse los balones de oro del astro argentino.

Nos extrañó la ausencia del Ilustrado y del Amanuense; "¿No estarán en Palencia?, dijo malvadamente el Polaco. Larsen nos contó una historia de pendencieros y cuchillo que le había escuchado al Portugués. "Ante la desgracia ajena todos escuchaban en silencio asintiendo con la cabeza".

En Reto no tuvimos que esperar nada. Del subsuelo Tinofc rescató unos clásicos, Larsen hizo bueno el dicho de hombre de un solo libro con Celtiberia Show de Carandel. Allí aparecieron la pareja de incipientes cargados de puzzles, muñecos de goma y alienígenas. Se compraron una lechera metálica sin la moraleja del cuento. Se acercó el artista de la pista (así llamó a Tinofc el joven del puesto) con la pilastra de libros del Canón para pagar con su tarjeta de socio numerario. Por el gesto agradable de su boca supimos que el descuento había sido considerable. En el maletero ya no le cabía nada más.

En el Desguace nos encontramos a Bombita que se deshizo en halagos con el Perroviejo: "Menuda pluma tienes". "Pero le falta la sartén", mordazmente replicó el Polaco cojonero.

La farola de Corrientes estaba desangelada por las caricias del viento helado. Dipinto, con sus palabras de tango de Cucharita, nos recibía con la delicadeza que atesoran sus años: "Que hay de nuevo, viejos". Larsen le compró un diccionario Catalán-Español para que no se le escape ninguna palabra del Viatge a  la Calalunya de Pla. De repente alguien a nuestras espaldas empezó a cantar : "Si jo l'estiro fort per aquí, i tu l'estires  fort per allá, segur que tomba, tomba, tomba, i ens podrem liberar". 

Nos dimos la vuelta y el universal Bombita entonaba ese himno de militancia por la libertad. Subimos por  el paseo y aquello pasó a ser un dúo (más que dinámico trifásico). El Polaco se encargaba de los graves y el trapero marcaba el ritmo con su brazo mellado.

Tinofc nos contó que se habían agotados los ejemplares de Dakovika en la librería Galatea y pedía al editor malabia algunas existencias  que no tenía. "Habrá que sacar la segunda edición con el prólogo de López-Astilleros"

"Se nos van todos los poetas: Ortiz, Pacheco, Grande, Gelman...  Malos tiempos para la lírica, querido Larsen. Nos quedan sus versos para seguir viviendo", con la tristeza de los lapiceros rotos desgranaba sus lamentos el Editor de Labici.

"Me contó el Cuervo que nos iba a sacar Tomé en el DL en su columna dominical", comentaba el  Trapero. El Polaco torcía el morro. "No te preocupes con los años entraremos en el Territorio del Nómada de Escapa", le tranquilizó el Perroviejo.

Llegó el Ultraísta con su furgodesván grafiteada; bajó disimulando la resaca del Manzanal. Larsen le preguntó por una bolsa de libros y un juego de mesa que se le había quedado olvidada, colgada de un gancho, la semana pasada. No había visto nada. Si no lo ha vendido, estará entre el revoltijo de planchas, máquina de coser, discos doblados y libros húmedos. Parecía que el temporal del norte le hubiese zarandeado el cancarrio.

Antes de irnos el inspector Ocramalliv, enamorado de Ninotchka, bajó al Desguace a por la gabardina de Bogart.