1 de mayo de 2014

Caligrafía rusa




Este cuaderno que encontré en Libros&Libros me trajo a  la memoria el siguiente pasaje de El Idiota de Dostoievski, en el que mi querido príncipe Mishkin demuestra, un poco infantilmente, sus habilidades caligráficas


—¡Libros rusos! Entonces ¿lee y escribe usted correctamente? 

—Sí; con toda perfección. 

—Está bien. ¿Y cómo anda de caligrafía? 

—Mi caligrafía es excelente. En ese sentido poseo verdadera habilidad. Puedo jactarme de ser un calígrafo. Deme recado de escribir y se lo probaré en el acto — dijo el príncipe con vehemencia. 

—Celebraré que lo haga. Lo considero esencial. Me agrada su interés en demostrármelo, príncipe. Es usted muy amable. 

—Tiene usted un magnífico material de escritorio. ¡Cuántas plumas y cuántos lápices y qué admirable papel, grueso y resistente! También su despacho es muy hermoso.

 —¡Oh! —exclamó examinando la muestra caligráfica que el príncipe acababa de presentarle —. ¡Esto es un modelo de escritura! ¡Y un modelo muy poco corriente! Mira qué destreza caligráfica tiene el príncipe, Gania. 

Michkin había escrito sobre una gruesa hoja de papel vitela la siguiente frase, trazada en caracteres rusos de la Edad Media:

«El humilde igúmeno Pafnutí ha puesto aquí su firma.» 

—Esto —explicó Michkin con alegre animación —es la propia firma del igúmeno Pafnutí, tornada de un manuscrito del siglo catorce. Todos esos igúmenos y metropolitanos de antaño firmaban perfectamente y a veces con mucho gusto, con un minucioso esmero... ¿No posee usted, general, la colección de Pogodin? Luego he reproducido otro tipo de escritura: la letra grande y redonda usada por los franceses el siglo pasado. Algunas letras no tienen siquiera la forma de las de hoy. Ésta era la letra habitual de los hombres de negocios y de los escribanos. El modelo que me ha servido de muestra procede de uno de ellos. Y usted convendrá que no carece de cierto mérito. Mire que a y que d tan redondas. He trasladado los caracteres franceses a los tipos rusos, lo que es bastante difícil. Pero he logrado hacerlo. Observe esta otra y original escritura: la frase que dice «la perseverancia a todo lo vence». Es la escritura rusa  normal, la de los escribanos profesionales y de los funcionarios militares. Así se escriben los documentos oficiales que han de dirigirse a personajes de importancia. Las letras son redondas también y el trazo grueso, pero de un gusto notable. Un calígrafo rechazaría estos adornos, o mejor dicho, estas insinuaciones de adornos. ¿Ve usted esas a modo de colas inacabadas? El conjunto tiene cierto sello propio, que delata el carácter del escribiente; quisiera dar rienda suelta a su fantasía, obedecer a las inspiraciones de su talento; pero un militar no conoce más que su consigna, y la pluma, esclava de la disciplina, se detiene a medio camino. ¡Es delicioso! Cuando, recientemente, pude ver un trozo de esa escritura, quedé admirado. ¿Y sabe dónde la casualidad hizo que la encontrase? ¡En Suiza! Ésta es la letra inglesa normal. Aquí la elegancia no puede ir más lejos: todo es exquisito, encantador, perfecto. Vea una variante: una escritura mixta cuyo modelo me procuró un viajante francés. En el fondo es la misma letra inglesa, pero los trazos gruesos aparecen un tanto más acusados y los óvalos, compruébelo, sugieren cierta modificación: tienden a ser más redondos. Esta escritura admite los floreos, que son lo más peligroso de la caligrafía. El floreo exige un gusto extraordinario, pero si se consigue se obtiene una letra que desafía toda comparación y que le enamora literalmente a uno.

— ¡Cuánto ha profundizado usted el tema! —dijo el general, riendo. Verdaderamente, amigo mío, no es usted un mero calígrafo: es un artista. 

[Gromov]

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