9 de mayo de 2014

Parecidos literarios, enemistades razonables




No hace mucho, en un Bestiario quijotesco sobre insultos y baldones, se comentaba que los cruzados entre Cervantes y Avellaneda daban para una tesis doctoral. No sólo eso: sobre la identidad real del pretendido tordesillano también andan a la gresca unos cuantos plumillas universitarios, cada cual queriendo imponer  su candidato.




 

Y por si fuera poco quilombo el que se ha montado con la estela quijotesca, ahora nos sale una nueva trifulca que sigue el mismo patrón que la de hace justamente 400 años. Desde hace una semana venimos observando perplejos unos tintes cada vez más enconados por un quítame allá esas letras: las de Bruno Marcos, autor de la cojueliana novela Dakovika, cuyas regocijantes addendas de mano del Amanuense (valga la rebuznancia) han dotado a la obra de insospechadas dimensiones.


Permanezcan atentos a sus pantallas: si lo anterior fue bueno, lo mejor queda por venir.


[Piero della Biondetta, a la expectativa]

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