22 de mayo de 2014

El león de Lucerna



En  Lucerna  hay un espléndido monumento tallado por Thorwaldsen en la roca viva. Representa a un león agonizando en una cavidad. Herido de muerte, la sangre mana de una herida en la que todavía está clavada un trozo de flecha. Con la regia cabeza apoyada en una de sus patas, el león se lamenta mientras su mirada transmite un dolor insoportable. Está sólo. Abajo, las aguas del estanque. En torno a él no  hay más que colinas, árboles y follaje. Los transeúntes pasan de largo, sin percatarse de la agonía de la majestuosa fiera…

(Aleksandr Herzen, Lo vivido y lo pensado)

[Gromov]

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