6 de mayo de 2014

Las malas compañías



El Rastro, primavera de 2014



Con un libro  de conferencias sobre Bohemia y literatura se nos presentó Tinofc de vuelta de Alcaraván (Irueña). Animado por el carajillo del bar de la Mari nos contó algunas minucias de los arrastrados Lasso, Cansinos y Sawa. Terminó su anecdotario con unas palabras presuntuosas sobre la bohemia de León.
En el puesto de los lituanos sacó Larsen unos Haikus clásicos y  entre el humo de alfalfa del DJ se atrevió a leer uno: "La primavera / ¿adónde se habrá ido? / ¿Y el barco anclado?". El polaco lamentaba su malasuerte: "Estoy perdiendo reflejos, se me adelanta esta aprendiz de imprenta".

Avisados por un nervioso Bombita recalamos en el Delta donde un rumano con dos maletas nos enseñaba los restos de la biblioteca de un canónigo de Burgo de Osma (gracias a la indiscreción de un casto exlibris). En menos de dos semana ya han aparecido dos biblioteca de santos varones. Nunca sabremos si en estos tiempos de flaqueza las vende el sobrino o el cura. El cartonero se frotaba las manos al ver cómo los ultramarinos acabaron con todas las existencias. El Amanuense tuvo que acercar su coche fantástico para cargar dos cajas de incunables. Las hermosas encuadernaciones de sermones, breviarios y Summa teológica cobrarán nueva vida en otros autores.

El profeta del carro colocaba, con mimo, unas hileras de libros del principio siglo XX. El polaco deslizaba suavemente su mano por el lomo de avellana y rojo taurino, y acariciaba con la punta de los dedos las bodoni, gótica y futura. Tuvo la triste certeza de que era el único consuelo que le quedaba ante unos precios fuera de la galaxia ultramarina
Al fin aparecieron Juanita Narboni y Helena o el mar del verano en el Relojero de la torre. Aunque las ediciones eran infumables y planetarias, ya podía el trapero disfrutar de las dos novelas de cabecera del coleóptero Mortisaga.
En la acera de la casa Museo marujeaba el enemigo íntimo (lobo Larsen) del ruso sobre las últimas aventuras de Gromov en Toledo, buscando con el georradar los pinceles del Greco. Bombita harto de las veleidades de eslavo aseguraba haber colgado, ayer sábado, la colmena de abejas en la CajetillaOnline.

El primo de Freud nos aseguró que el Ultraísta traía novedades del cajón desastre. Nos acercamos empujados por la inercia de la rutina. Ante la ansiedad de Bombita no levantó la trapa y nos invitó a darnos una vuelta por la boutique Cale para que le diese tiempo a descargar todo.
Después de volver de Reto, el ultraísta se enzarzó con su dialéctica de ferroviario con el maletilla y con el polaco Tinofc, al que llamaba, una y otra vez, Bono... (Qué pena del docto Spasavic).
En zona neutral, el Amanuense se deleitaba con un manual de grabado en madera. Según iba descargando las cajas soltaba una retahila de quejas sobre su duro trabajo por la alfabetización de este país.
En esta cala de vanguardia de faralaes se acercó un silencioso escritor que repasaba los tomos de Historia de España en la persianera; cuando pagó y se fue con su biografía a otra parte, el berciano nos sacó del limbo: "Éste es José Antonio Balboa, historiador de la tradición oral del Bierzo". Nuestra ignorancia mermó una cuarta.
El amanuense guardó en la cabina la Enciclopedia incompleta del trabajo y siguió revolviendo sin ganas en el caos sobre ruedas. Tinofc se entretenía repasando con fervor modernista una Guía de León de 1941. En cada página mojaba el dedo en el tintero de la lengua, y la nostalgia provinciana exhumaba los anuncios de comercios ya desaparecidos, donde el polaco estrenó su niñez y pillería.
Bombita se salió, una vez más, de la órbita y no volvimos a verlo.
Ahí quedaron El trapero ("que siempre elige lo más barato") pidiendo precio de amigo por un lote de libros de escritores de los Cárpatos y el polaco que repetía una muletilla kioskera: "Me voy a por pipas, me voy a por pipas...", pero no acababa de irse por no poner una piedra más en su leyenda de cenizo.





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