[Los ultramarinos llevan un rato
ante un amasijo de libros del Rastro].
Gromov: ¡Fijáos qué papel! [les pasa una Regenta en Alianza de los años 60]. Es de Torras-Hostench.
Entonces sí que editaban bien los libros…
Larsen [juguetón, al comprobar que la dedicatoria es ilegible]:
¡Hala, y está firmado por el autor!
Gromov [le arrebata el ejemplar y lo arroja con saña de nuevo al
montón]: ¡Tú eres gilipollas, Larsen!
Vendedor: ¡Tratarme bien la mercancía, hombre!
Amanuense [recoge de nuevo el libro]: Pero, ¿cómo va a ser esto un autógrafo de Clarín, que murió hace
más de un siglo?
Gromov: Pues eso: yo lo sé, tú lo sabes, Larsen lo sabe; pero el
vendedor ya se ha quedado con la copla y este cabrón me ha chafado la compra.
Larsen [se descojona por la rabieta del Ruso y echa sal en la
herida]: Tú dime el autor que más te
guste, vivo o muerto, que yo te dedico lo que quieras en su nombre.
Tinofc: No me gustan las dedicatorias, a menos que sean para mí. No
sé qué interés puede tener un Fulano en que aparezca escrito en la página de
respeto de una obra que Mengano se la dedica a Zutano esperando que le guste. Y
todo para que Perengano le saque una plusvalía post mortem a la venta. Un despropósito, vamos.
Amanuense: Es la misma filosofía que la de las reliquias: una
cuestión de la fe que tengas en el santo o el milagro en cuestión.
Larsen: En La Dolce Vita
de Fellini hay una escena desternillante: unos niños dicen haber visto a la
Virgen bajo un árbol, y en cuestión de segundos las masas enfervorecidas
desgajan sus ramas y sólo dejan el muñón del tronco ante un atónito Mastroiani.
Gromov: Todavía más graciosa es la novela La Reliquia de Eça de Queiroz. No os destripo el argumento, pero se
entiende la manía de Lutero por las reliquias.
Tinofc: Pues ahora nos quieren vender el Cáliz de Doña Urraca como la Copa
del Santo Grial; no sé cuántas ediciones llevan ya.
Amanuense: ¿Tenéis alguna dedicatoria o autógrafo especial en
vuestras bibliotecas? Pero de verdad, no como dice Larsen.
Larsen: Fuera de coñas, yo tengo Cien Años de Soledad firmado por García Márquez y La Fiesta del Chivo por Vargas Llosa. He
comprobado la caligrafía por internet.
Gromov: Pues yo tengo autógrafos de lo más variopinto: del pintor
Basquiat en un catálogo de sus graffities;
del escritor de ciencia-ficción Robert Silverberg en su obra Gilgamesh Rey; y de Bioy Casares en La Invención de Morel.
Amanuense: No sé si creeros o no. ¿Y si yo os digo que tengo una Historia de los Templos de España, que Bécquer sacó por suscripción y quedó
inconclusa, con su firma en el
ejemplar?
Tinofc: Hace poco leí que Trapiello por poco se corre de gusto
cuando, un domingo de éstos, entre un lote de libros del Rastro, encontró una
carta autógrafa de Unamuno. Decía que es una cosa que sólo pasa una vez en la
vida. Y ya veo que vosotros sois igual de fetichistas.
[Spasavicus propria manu scriptus]
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