21 de junio de 2014

Las malas compañías



El Rastro, primavera de 2014



De madrugaba descargaba el capitán Nelsón en la escombrera catalana. Se quejaba del poco espacio que quedaba (por culpa de su  hermano y cuñado) por lo que había tenido que dejar en la furgoneta la mitad de los libros comprados en los Encantes.
Nos acercamos a ver si la galería de arte estaba abierta pero su lugar lo había ocupado un puesto de cuadros para decorar.
El DJ le enseñó a Larsen unos cómics descatalogados (Vinalia trippers, Monográfico) del poeta bukoskiano más prolífico del  S. XXI. Qui pro quo, el azote del editor malabia, nos trajo una Enciclopedia del vivo con sacarcocho incluido del esnob Wiesenthal. Empezó la subasta. El bodeguero Malauva pujo con fuerza y el polaco tuvo que conformase con el sacarcocho de diseño suizo.
El penúltimo novísimo disfrutó pasándonos por el focico el número 1 de la Revista de Poesía y unas memorias de un editor. Todos sabemos que el interés que tiene por la métrica es inversamente proporcional al de tocar los ..., pero no sabemos que nombre recibe esa perversión que consiste en disfrutar comprando el libro que tiene más interés para los demás que para ti. " Gromov nunca pierde las formas ante tanto improperio que escucha, porque no las tiene", así le remató Tinofc con la frialdad del agua del Esla.

Mientras esperábamos a que abriesen el puesto de un millón de libros, el amigo de JB dio un repaso al circo pombiano que se encontró en la presentación de Raros de Tiempo ("pero no cuentes nada"). Lo único que le gustó fue el Prieto picudo y poco. Sólo conocía al poeta del patito en las nubes: Jorge Pascual, y esperaba más de él debido a la fama que arrastraba en sus correrías con Chema Pessoa en la comisaría. Vio al poeta muy obsesionado con su novia de San Sebastián, y lo confirmaba el hecho de que le había compuesto un poema cada kilómetro que había hecho desde la ciudad del norte hasta León. Larsen vio a Bonilla muy cortado, esperaba ese desparpajo, humor e ironía que descubrió en la Carbonería, La holandesa errante y en su Catálogo de libros raros. El Amanuense lo defendió: "Tanta promoción de la novela premiada lo tiene fatigado". Recordamos el anecdotario cazurro de la Traductora Y. Morató ( "mucho tiempo tienen ustedes para leer todo esto", le soltó, con delicadeza, la cartera cuando les llevó un paquete de libros).
"Vamos que ya tiene el tenderete montado", dio el pistoletazo de salida el primo de Freud. El lebrel polaco enfiló los libros del suelo y se preparó en un momento una torre de babel coronada por unos encartes desplumados de Baudelaire y un poema de Verlaine. Fray negociaba con el chamarilero por una enciclopedia de cine con sus argumentos de perro viejo:" le falta un volumen y los lomos están mal conservados". A su lado el mamporrero de Gromov facilitaba el descuento asegurando que esa Historia del cine salía mucho en el Rastro y que otro día la podría conseguir más barata.
En la hora de las despedidas, sin esperar al desastre del Factótum berciano de Furgodesastre, Gromov hizo una foto al maletero de Tinofc y otra al de Larsen para su sección bloguera de Parecidos razonables.


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