Los parientes escandinavos de Larsen |
Larsen y Gromov se encuentran con la fresca ante el
desembalaje de Reto. Sospechosamente no aparecen (ni lo harán en toda la
mañana) Tinofc ni el Amanuense. Y de Bombita, cliente preferente que ya ha
hecho su escrutinio entresemana, ni hablamos. Como el bureo aún tardará, se
entabla una improbable conversación entre los únicos ultramarinos presentes.
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Gromov: Hola Larsen, o como quiera que te llames. ¿Cómo, por
cierto?
Larsen: ¡Vaya saludo más intempestivo! ¿Qué pasa, hombre? ¿Te
aburres tanto como para ponerte ya de mañana en plan exégeta?
Gromov: No, verás; es que voy hacer un diccionario razonado de
pseudónimos y me quiero documentar bien. El tema es inabarcable.
Larsen: Contigo no hay manera, Gromov, todo lo tienes que
academizar. Pues entérate de que Larsen no es pseudónimo, heterónimo, ni nada
parecido. Lo creas o no, yo soy descendiente por vía indirecta de los
fideicomisarios del célebre tabaco de pipa Larsen, aunque originalmente se escribía Larsøn o
Larsön. Es una historia familiar curiosa, pero larga de contar ahora.
Gromov [incrédulo]: Vale,
vale; ya tengo la primera voz para mi diccionario.
Larsen: No sé por qué ha de ser raro que Larsen sea (dependiendo de
las fuentes consultadas) mi sexto u octavo apellido. También el poeta Bécquer
era Gustavo Adolfo Domínguez Bastida y no sé cuántos otros más, antes que el Becker
del que se apropió y castellanizó por la cosa de la eufonía y el romanticismo.
Pues yo, igual.
Gromov: No, si ahora resultará que eres pariente del autor ese que
no amaba a más mujeres que una chica pirómana que se
resfriaba con las corrientes de aire. Pues
creo los herederos del difunto autor de esos best-sellers están a la greña por sus derechos, así que mira a ver
si pillas algo…
Larsen: Anda, no me vaciles Gromov. Y ya puestos, ¿de dónde viene
tu apelativo eslavo? Porque supongo que no será apellido…
Gromov: Pues resulta que en la antigua URSS había (aún vive, pero
ya es muy mayor) un famoso geómetra dedicado al estudio de las variedades
diferenciables. Mi padrino, que es cubano, fue discípulo suyo cuando fue a
hacer la carrera al instituto Lenin, y yo cargué con el muerto del homenaje
agradecido a su maestro. Según me han contado, no veas lo
que hubo que batallar en el registro para que inscribieran un nombre ruso en pleno franquismo…
Larsen: Si lo que dices es verdad,
¡anda que no te caerían collejas de crío en el colegio…! Pero seguro que tú
mismo te crees tu propia historia, sea o no cierta, de tan asumida como la
tienes.
Gromov: Bueno, algunos
pseudónimos llegan a interiorizarse tanto que canibalizan el nombre real.
Stendhal, que tuvo más de cien, dejó escrito un epitafio con uno de ellos para
que se lo pusiesen en la lápida.
Larsen: No hace falta tener tantos. El
actor Rafael Álvarez “El Brujo” (el Búfalo de Juncal) tiene uno sólo; pero como debe de estar harto de que le
pregunten por su origen y significado, cada vez cuenta una película distinta,
siempre con toda seriedad. Yo ya le he oído y leído varias.
Gromov: Otra vuelta de tuerca más al
género literario de las “vidas imaginadas”…
De la biblioteca del padrino cubano de Gromov
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[Spasavicus
Verissimus]
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